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La huida de José Estrada

No sería descabellado afirmar que los tipos que aparecen por la televisión en programas de supervivencia parecerían diplomáticos franceses al compararlos con José Estrada. Bueno, no en aquellos buenos tiempos en los que paseaba por Madrid, entrando y saliendo de ministerios y clubs como el que va al supermercado. Por entonces, era uno de esos hombres con una agenda infinita y un don para el trato con la gente que lo hacía irresistible. De los que cae bien enseguida, y cuando te quieres dar cuenta te ha conseguido un trabajo o te ha vendido un concesionario de coches. No importaba cómo vistieses, qué reloj usases o donde pasases las vacaciones; él vestía un traje un poco mas barato que el tuyo, un reloj menos ostentoso y nunca había estado en ese lugar donde tú veraneas. Al rato de estar conversando con él, le habías contado tu vida y no sabías nada de la suya. Un vendedor nato, tenía de todo y para todos. Como digo, eso era en los buenos tiempos, antes de que de

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